 
La selección femenina de baloncesto ganó la medalla de bronce del Mundobasket femenino de la República Checa tras imponerse 77-68 a Bielorrusia. Las chicas de José Ignacio Hernández consiguen la primera medalla mundialista de la historia en la sección femenina de baloncesto tras un campeonato casi perfecto. España ganó 7 de los 9 partidos disputados y únicamente las derrotas ante EE.UU. y Rusia nos privaron de otro material en la medalla. Sancho Lyttel y sobre todo Amaya Valdemoro han sido las auténticas líderes de un equipo que sabe a eso, a equipo. Por fin llegó la medalla, por fin llegó el reconocimiento mundial. Hasta la fecha las niñas habían brillado con luz propia en otras competiciones, como los Eurobasket de 1993 (medalla de oro), de 2007 (medalla de plata) o de 2001, 2003, 2005 y 2009 (bronce). El Mundial nos venía grandes y siempre acabábamos con la ilusión rota y las esperanzas perdidas. Nunca más. La selección femenina de baloncesto ha llegado tan lejos como su físico les ha permitido. Un tropiezo inoportuno ante Rusia, tras cinco victorias consecutivas, nos condenó a competir por la medalla de bronce porque las ‘semis’ tenían color yanqui. España sucumbió ante las norteamericanas después de sufrir ante Francia por 71-74. España se tomó tan en serio este Campeonato del Mundo que no supo medir fuerzas. Cayó desfondada en los momentos clave pero el pundonor, el orgullo y las ganas de triunfar hizo que las niñas llegaran a un tercer puesto que, según el propio Seleccionador: “sabe a oro”. José Ignacio Hernández puede estar orgulloso tanto de sus jugadoras como de su propio trabajo. El míster ha sabido transmitir las reglas más esenciales del baloncesto y ha hecho funcionar el equipo desde la defensa. Las casas deben edificarse desde los cimientos para que perduren en el tiempo, y España no sólo ha contado con esa filosofía de base sino que ha gozado de pilares fundamentales: Lyttel y Amaya Valdemoro. Sancho Lyttle ha sido la segunda máxima anotadora del torneo con una media de 18,4 puntos por partido. Valdemoro fue la cuarta jugadora con 17,7 puntos de media. Unas estadísticas que reflejan quién ha llevado el peso del equipo y quién ha tirado de este carro ganador. Juventud y futuro; veteranía y experiencia. Un tándem perfecto para engrasar un juego basado en el espíritu de equipo. Un conjunto que a pesar de estar liderado por estas dos jugadoras ha funcionado con una precisión maravillosa. Sin Torrens, Montañana o Fernández la selección no hubiera alcanzado el éxito. Una vez más España da otro paso adelante en el deporte, una vez más España rompe una barrera y supera un reto. Una vez más España estará entre las favoritas en próximas competiciones. Esta vez en baloncesto femenino, mañana en lo que nos propongamos. Imagen FIBA.COM 
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